Desde pequeña el deporte ha sido parte fundamental de mi vida. Practiqué atletismo, básquetbol y fútbol, y más adelante descubrí el entrenamiento de fuerza, donde entendí cómo el movimiento transforma tanto el cuerpo como las emociones.

Con el tiempo sumé el running, una disciplina que me llevó de una relación de amor y odio a convertirme en maratonista.

Hace seis años conocí el barré y, aunque lo pausé por temas de salud, nunca olvidé lo bien que me hacía sentir y los cambios que generaba en mi cuerpo.

Esa etapa tan positiva me llevó a certificarme como coach de barré para volver a conectar conmigo y para acompañar a otras mujeres a descubrir la fuerza de su cuerpo. Creo profundamente que el ejercicio es medicina y que el barré puede practicarse a cualquier edad.

Te invito a nunca dejar de moverte y a recordar que el límite está en la mente.